Una base aérea situada en Torrejón de Ardoz (Madrid) requería equipos de engrase en algunos de sus hangares de mantenimiento dedicados al servicio de aeronaves de extinción de incendios forestales y SAR (Servicio Aéreo de Búsqueda y Rescate).
El sistema de engrase de aeronaves existente utilizaba pistolas de engrase manuales, lo que provocaba procesos de mantenimiento lentos y complicados, especialmente en el caso de los hidroaviones. Para el mantenimiento utilizaban una grasa especial para aviones, suministrada por el proveedor en pequeños cubos de 5 kg, que se trasvasaba a mano a un depósito DGV-20.
El sistema de engrase de aeronaves existente utilizaba pistolas de engrase manuales, lo que provocaba procesos de mantenimiento lentos y complicados, especialmente en el caso de los hidroaviones. Para el mantenimiento se utilizaba una grasa especial para aviones, suministrada en pequeños cubos de 5 kg. Estos cubos y el método de suministro de grasa resultaron ineficaces y lentos, lo que puso de manifiesto que utilizar cubos pequeños no es un método práctico.